Recuerdo mis primeros entretenimientos infantiles en solitario, en la mesa de casa, grande, rotunda y de madera oscura, la plastilina, el bloc de dibujo y los “rotus», dejarse llevar por la imaginación, estar totalmente abstraída en ella…Era lo mejor.
Crear algo con mis manos y darle vida en mi cabeza, no existía nada más sencillo y natural cuando era niña. A veces me saltaba el primer paso y me ponía a imaginar sin más.
Tal vez esta tendencia infantil sea la que me ha llevado siempre a ir eligiendo los caminos que más me acercaban al mundo del arte y la artesanía de forma inconsciente.
El caso es que cuando amas algo no puedes dejar de volver a ello. Aunque sea de formas distintas como es mi caso, que empecé por el dibujo, después por el diseño gráfico, a continuación me interesé por las vidrieras y la talla de vidrio, para después desviarme hacia la escultura y acabar aderezándolo todo con algunos conocimientos de joyería.
Con tal cantidad de tiempo invertido tenía que intentarlo, dejar de pensar que solo era una afición y convertirlo en mi trabajo. Y así nació Batiskafo. No es solo mi tienda, es mi marca y el lugar para crear e imaginar ahora, donde puedo dar uso a los conocimientos y la experiencia que me ha proporcionado el recorrer esos caminos. Y lo que le da vida a Batiskafo en definitiva es la creatividad, imaginar algo para poder convertirlo en realidad y que el resultado te eleve el espíritu de algún modo, por su belleza o por su capacidad de trasladarte a otro mundo, ese mundo interior en el que nos sentimos a gusto con todo lo que nos rodea.